La gestión patrimonial en Estados Unidos es un servicio integral de asesoramiento financiero dirigido a individuos, familias y empresas en el país. Incluye la gestión de inversiones, planificación de jubilación, optimización fiscal, planificación sucesoria, gestión de riesgos y estrategias filantrópicas, con el objetivo de apoyar a los clientes en la consecución de sus metas financieras.

Las ventajas de la gestión de patrimonios en Estados Unidos incluyen el acceso a asesoramiento financiero, estrategias de inversión personalizadas y un enfoque holístico de la gestión del patrimonio. También ofrece a los clientes eficiencia fiscal, protección de activos y oportunidades de planificación filantrópica.

La gestión de patrimonios en EE.UU. puede servir a un amplio abanico de personas, desde particulares o familias con grandes patrimonios hasta empresarios y jubilados.

En primer lugar, analice la trayectoria de la firma, su experiencia en los mercados financieros de Estados Unidos, la variedad de servicios que ofrece y los testimonios de sus clientes. Revise los documentos regulatorios para asegurarse de que su asesor cumple con la normativa vigente, posee certificaciones profesionales y mantiene afiliaciones sectoriales. Por último, solicite recomendaciones de fuentes fiables, como asesores financieros, asociaciones profesionales o colegas del sector.

Entre las opciones de inversión más habituales se incluyen carteras diversificadas de acciones, bonos y fondos de inversión. Esta estrategia permite repartir el riesgo entre distintos sectores y clases de activos, contribuyendo a obtener rendimientos equilibrados. Los clientes también pueden invertir en bienes inmuebles mediante la adquisición directa de propiedades o a través de fondos de inversión inmobiliaria (REITs).

Para quienes buscan inversiones con mayor riesgo y potencial de rentabilidad, los fondos de cobertura y el capital privado pueden ofrecer oportunidades de mayores rendimientos. Además, los clientes pueden obtener exposición al mercado estadounidense mediante la inversión en índices bursátiles de EE. UU. y fondos cotizados (ETFs), que replican el desempeño de los principales índices y constituyen una forma eficiente en costes de invertir en el mercado.